martes, 10 de noviembre de 2015

Guachinte de la historia oral a la manifestación visual es una serie de 11 Cinemagraphs, que cuentan pequeñas historias de vida de cuando paso el tren por el corregimiento Guachinte de Jamundí. 
Esto fue posible gracias a las historias orales de algunos habitantes del corregimiento, las cuales se juntaron  dando origen a la memoria colectiva.


¡Gracias a toda la comunidad del corregimiento Guachinte por abrir sus puertas y compartir sus valiosos recuerdos!





 "...Aquí era un pueblo donde sacaba el pandebono y habíamos como unas 20 pandeboneras uno trabajaba todo el día para sostener a la  a la familia, yo comencé como desde unos 18 años. Salíamos por la mañana, había un tren que venía de Popayán y otro de Santander, siempre se encontraban aquí detrás del samán, ahí había una raíz grandota y ahí nos sentábamos todas a esperar el tren y a las 11:30 bajaba otra para Popayán y a las 6 bajaba el tren de los borracho. Yo no me bajaba del tren todo el día, me pasaban un canasto y luego el otro que se acababa. Los pandebonos se llevaban en canasto, se llevaban como 20 centavos, se ganaba un poquito de plata, eso no era nada pero se vivía.”  
                 María Isabel Suarez.               





 “...En ese tiempo el señor Eduardo Vega, viajaba para Cali, él era finquero, él le sacaba una botella de leche al tren y entonces sabían y el paraba. Si uno pedía paraba eso si ligerito tire ese costal y súbase, Eso acá en la estación tocaba subirse rápido, rapidito empezaba a pitar, no se demoraba...”. Olmedo Torres


"La gente se atravesaba, otro señor se quedó dormido en la carrilera y el tren los atropellaba, yo me acuerdo que ese señor lo sacaron en un costal”. Olmedo Torres.
              




"Yo no me acuerdo de andar en buses sino siempre en el tren, uno llegaba a Jamundí con los ojos de no ver del mugregro, ese carbón caía en los ojos, la mamá de mi mamá me llevaba descalza en el tren al médico…”.  
Sixta Torres.
                                                                                                                              



       “…La virgen la sacaban al lado del samán y las vestían de billetes y esa plata la usaban para la fiesta, eso había buena pólvora, buena música, traían los músicos de Morales, mi mamá les vendía la comida, eran músicos de viento, se quedaban varios días seguidos, llegaba el lunes y martes y no dejaban ira esos músicos, se rifaban botellas de aguardiente, había amarillo y blanco del valle…”.  María Isabel Suarez.
                                                                                                                  



"La energía la pusieron en el 70,  para el mundial, solo había un televisor Sharp don Humberto Salinas todos los días salía a las casetas y todos nos íbamos a ver la novela esmeralda, pero como antes pasábamos por el rio, nos metíamos un chapuzón y nos íbamos a ver la novela esmeralda y el mundial todos los días, en las casetas. La felicidad era esa…”.  
Sixta Torres




 "Vendí pandebono pero no se la receta, porque yo solo vendía y uno se montaba en el tren y se iba hasta Suarez, la faldas eran hasta las rodillas, con enagua, la almidonaban, la más ancha ganaba, la falda era como se quisiera, de tiempos, eran Isabel, Rosa, la finada Leonila, eso bajaba con esa, parecía un pavo.”. María Isabel Suarez.



 “Mi mamá contaba que Fidel Mina robaba para dar a los pobres y lo veía tumbado en un tumba maco  o palo liso, con una ruana, el ayudaba mucho a los pobres, María del Carmen Medina, mamá de María Isabel lo veía.”  
María Isabel Suarez.



   “…El rio tenía mucho bañista, todas las familias salíamos los domingos al carbonero o a la playita, de mi familia no más éramos como 50, mi abuelo compro una chocita…” 
     Álvaro Montes.



      “…La abuela mía me mandaba hacer los mandados y era una sola tienda, entonces le tocaba ir a uno hasta por una libra de manteca, entonces si me dejaba el tren me tocaba venirme caminando desde timba y eso llegaba esa manteca derretida, la envolvían en un papel, eran digan usted, venia yo bajando más a menos a las 11 de la mañana y cuando llegue corriendo, tiraba el costal y se caía y lo tiraba y se caía…”  Rodolfo Narvaez






Historias orales completas de los habitantes del corregimiento Guachinte de Jamundí.



Plutarco Zamora: "Matasiete, pues el llegó por allá en el 51 cuando el doctor Cesar Tulio Delgado fue  a la región de la Chulavita y se trajo un poco de campesinos de allá que no sabían ni leer ni nada, sino disparar y en eso los convirtieron en policías, llego matasiete Piñeros, un poco de boyacenses."

Guachinte más o menos se fundó la parte de acá abajo... Porque anteriormente existía la casa de un señor Elías Gonzales tres o cuatro casas, a raíz de la vía férrea se formó la parte de abajo, lo que es la estación de Mercafer, por ahí llegaron unos indios altotes, los Torres y llegaban de Robles, de todas partes a vender mazamorra, venderle comida a los trabajadores y se fue formando el pueblito allí, los ferroviarios se fueron quedando. El trazado en un principio del ferrocarril fue por el Barejonal, en ese crucero, era amplio, por ahí iba la vía férrea y llegaba al crucero de Robles y por ahí llegaba a la Balsa, entonces los Payanes, los Valencia, los Silva, los Simu, los Orejuela, los Caicedo se unieron y, como Guillermo Valencia era aspirante a la presidencia, el poeta Guillermo León,  entonces se movieron a Bogotá y cambiaron el trazado por que solo iba a llegar a Santander de Quilichao, para que llegara a Popayán y la cambiaron, por la parte de la Ferreira y en Timba hubo la bifurcación de la vía  hacía Santander de Quilichao y luego continua a Suarez y por ahí  a Popayán eso fue en el año 24 tal vez, no recuerdo bien, porque mi papá trabajó en la hechura de ese puente de allí de la vía férrea, mi papá Eleuterio Zamora estaba joven, yo no había nacido, encima del rio Guachinte, él nos contaba.

Cuando yo ya tenía uso de razón estaban , era... ya hicieron la línea telegráfica en unos palos de Tumbamaco, a raíz de la construcción de la línea férrea se formó el pueblito por que antes no habían casas, después de eso abrieron la carretera por a allá en la década del 30, el gobernador de esa época era Ernesto González Piedrahita, hasta puente alto hicieron un puente con vigas de Tumbamaco para pasar los primeros  carros y entonces cuando salieron los políticos Fernández de Jamundí intervinieron mucho para que se llevara a la vía férrea hasta Robles, por que como ellos cazaban patos necesitaban llegar hasta allá, llegar a su vagabundería, para poder matar patos, y a mí me toco traer el caballo del gobernador, Ají Pique el mejor caballo que tenía la región, una caravana de 200 jinetes. En el sitio donde esta Nazaret le llamaban el colgadero porque la gente que venia del sur, Villa Paz, Quinamayo, que venían con la carga se reunían y cada que habían diez salían una parte, porque en la curva que llaman moja culo, los atracaban, las bestias, la carga, los víveres, entonces se reunían 10, los primeros cinco llevaban el machete adelante con el machete listo y en la mitad los caballos y atrás los otros 5 para pasar, entonces ya cargaban y seguían hacia Cali y allí en el Toldadero el gobernador Ernesto Gonzáles firmo el contrato de la apertura de la vía Guachinte-Robles con Alfredo Zamora, él fue el que abrió la vía  a punta de pica y pala con José Ignacio Lucumí, Luis Pompilio Mina, Tiberio Escobar, Carabalí.

Yo llegué aquí, yo trabajaba en la secretaria de agricultura, yo era inspector de pesca y caza, yo tenía vigilante de pesca y caza 5,  yo les resolvía problemas,  yo tenía una lancha con dos motores uno de Johnson 18 y un 35 entonces cuando me metía por los rio pequeños, Timba, el Teta, Quinamayo, luego Salmón oscuro y así, resolviéndole los problemas que tenían allá y yo tenía un tractorcito Fordson y alquilaba tierras los domingos que no tenía que trabajar, tenía 40 plazas de maíz, sembraba Maíz, Chócolo, cuando se viene una creciente del rió y arraso con eso, yo le debía a la Caja Agraria 5000 pesos, y yo le dije a la gente que fuera a coger maíz, salían con los bultos. En esa época vino el Incora, hicieron censo y me prestaron 10 mil pesos y  empecé preparar la tierra, luego vino la campaña de la caja agraria, empecé trabajar a recoger y nombraron de gerente general del Incora de Palmira a Carlos Villamil Chau fue condiscípulo mío, y de gerente regional con sede en Palmira a Luis Fernando Agudelo, otro condiscípulo y empezó hablar con los empleados y preguntaron ¿ustedes conoce a Plutarco Zamora? y dijeron, si con el estamos haciendo la campaña de la Caja Agraria, y dijeron llámenlo, yo estaba en Palmira y llego allá yo y las secretarias con esa amabilidad y llego yo y me dicen siga que el señor gerente lo está esperando, cuando llego yo y un verraco con las patas montadas en el escritorio y le digo yo, gran pendejo vos que haces acá jajajaja, y me dijo yo soy el gerente de esta chichería, y empezamos a trabajar y conversar me mostró los alcances de la caja agraria, y me dijo que en Timba hay un trapiche pero que el gobierno no lo ha  arreglado porque no lo han visto, pero allá explotan a la gente inmisericorde mente y hablamos con los trabajadores y compramos eso para los trabajadores, y compramos la Berta, luego Potosí, se compró esto de aquí y yo ayudaba acomodar a la gente y luego él dijo vos estas acomodando la gente ¿y vos qué? y yo le dije no porque después la gente dice que estabas trabajando para aprovechando, y él dijo no, no, no, vamos a buscarte y fue cuando me adjudicaron esto aquí en sociedad con Gabriel Valencia y comenzamos A trabajar, hicimos una empresa comunitaria, me prestaron 30 mil pesos para ganado y 15 mil pesos para pasto, hicimos establito, vendíamos la leche a 80 centavos, sacábamos 120 botellas, yo era el presidente y Gabriel el tesorero, el un día él me dijo que había gastado un dinerito porque tenía muchas necesidades y como yo tenía el otro trabajo yo le dije que cogiera también la parte mía, hacíamos la cuenta, cada uno tenía su parte y lo otro lo iba a Jamundí a consignar, pero no la consignaba sino que se iba a beber, y un día llego el revisor, y me dijo, su socio tiene un descuadre de 50 mil pesos no había sino 4 mil pesos, yo dije bueno, y le dije a Gabriel yo sé del cultivo del tomate, yo tengo todo el entable, él dijo nooo eso es un encarte y dijo yo me voy, me toco sacar los hijos del colegio, deje dos y ya terminaron esos, logre ubicar al uno en el ICA y al otro en FEDECACAO y así metía a los otros dos y a si todos quedaron allá. Un día llego un sociólogo y dijo que esto acá es una parcela ganadera y parece amplia pero es mejor tener una familia acomodada que dos estrechas y habíamos varios aspirantes pero yo gane por el número de hijos porque los otros tenían tres hijos y yo tenía doce, ese puntaje me salvo.
Me hicieron una reestructuración del crédito a diez años y me prestaron 50 mil pesos y comencé a  volear y hice una sembradera de tomate y en esa época no había tomate y yo la vendía, llego un señor y me compro todo y le pague a la caja agraria y salve la deuda.
Esta finca me costó el matrimonio, mi mujer no estaba de acuerdo porque era una ciénaga y que le papá tenía mucha tierra y nunca quiso venir aquí y un día dijo nosotros no nos entendemos por qué no nos separamos y yo le dije  como quiera y nos abrimos; y un día llego el papá y trajo un talegado de papeles para hacerme todo a nombre mío, yo no quise aceptar y el suegro murió, él tenía como 150 hectáreas en Chilvi y eso les invadieron la tierras. Habían hecho 5 ranchitos y cada uno había sembrado una plaza de plátano y ellos le habían pedido que le dieran  100 mil pesos y mis cuñados que no, que ellos arreglaban eso a machete y le dije eso a machete no se arregla, y les dije a los invasores ¿si les doy los 100 mil pesos? desocupamos al otros día, me fui con ellos a un juzgado y me entregaron. Les ayude armar sus cambuches en otro lado.

Empezamos a cosechar en esas tierras y les entregaba su plata.
De Guachinte vejo, yo tengo 85 años, leí algo por ahí de los indios Guachinte, los Jamundies, los Timbas.
Este rió era navegable hasta Gelima, Vapores y allí en Robles había un puerto,Puerto Camelias y allí vendían cacao y vendían leña.
El primer barco que navego lo compraron los Simún de Popayán, se unieron dos ricos y los compraron y el Caldas que se hundió en el Roncador abajito de Vijes, trabajaron Máximo Popo y Tomas Popo y esos dos trabajaron yo le decía Popo blanco y Popo negro porque el uno era negro y el otro blanco.
El medico era don Cruz Alvarado, la gente le tenía tanta fe a ese señor que de Robles traían un enfermo y con solo saludar a don Cruz la gente se sanaba porque si le tenían una fe  ese señor.

Yo llegue en el 70, el tren me mato muchas vacas, me mato como tres otra vez me mato una novilla con uno de esos motores, doña Mila, aviso y no paro, cuando e estaba acabando el ferrocarril, estaban pasando por aquí recolectando para el sindicato y yo le dije vos me mataste una novilla, doña Mila te dijo que esperaras y no paraste, con eso solvéntate.

Yo era profesor de escuela en Timba, Valle y yo vivía en Robles y yo me venía todas la tardes a entrenar fútbol, otras veces me madrugaba porque había un bus que bajaba todos los días a Cali, yo cogía el ferro y me bajaba en Cali, el tren lo acabaron como en el 35 y el único ferrocarril del mundo que acabaron fue el de Colombia, malas administraciones, cuando se estaban robando los rieles, venían unos vigilante, a las 11 cortaban los rieles y a las 5 am se iban con los rieles, y otro día llegaba el vigilante a contar cuando se habían cortado para el cobrar su parte.
Y todo ese riel lo llevaron para Agroandes y después a este tipo lo mataron.
Las casas eran de bahareque altas, esa casa de los torres era alta, después la bajaron, la gente acostumbraba hacer las casa muy altas. Ahí donde vive Luis Cándelo eso ahí es alto, eso era de Miguel Álvarez, era un tipo comerciante ese surtía a todos los comerciantes de la zona, los que tenían la tiendita de Robles él los surtía, el café, la paja, la madera, todo lo compraban ahí, tenía un balneario, un trapiche, donde doña Teresa, ahí había un rió por donde bajaban balsas hasta el CaucaMiguel Ángel tomaba mucho y sacaba el arma para hacer disparos, un día mato un campesino en Villacolombia, un  padre de 8 hijos y eso se le le fueron encima, el abogado de Miguel Álvarez  era uno de los mejores penalistas del valle, Isaías Hernán Ibarra. El mejor abogado busco la forma, porque a él lo condenaron a mantener esa familia y dar estudio a esos muchachos, él ya tenía casa por cárcel y el abogado le dijo volate, él lo llevo en carro hasta Popayán y se fue para ecuador y quedo doña Rosa con mucha plata y se agarró a buscar muchachos , se buscó un pollito y al principio eran besos, le compraba un taxi y apenas tenía su taxi y un plante ni más volvió, después se buscó otro muchacho y así fue perdiendo todo y quedo en la olla.
Yo fui parte de los incompletos, yo estaba aprendiendo a tocar mi guitarra y estaban los incompletos, estaba Arnaldo Laso, Amador Jiménez uno de Jamundí un cojo, entonces cuando yo quede tuerto, dije pues me voy a poner a tocar en ese conjunto, antes yo había ido y dije que sabía cantar pero me dijeron no, usted no tiene ningún defecto y no me aceptaron, pero cuando quede tuerto si me aceptaron. El nombre se lo puso Marcos Lozano, un día estaban cantando y como estaba Amador que es tuerto, Arnaldo que es tuerto, Anoraldo mocho y otro de acá de Jamundí era cojo,  y dijo veee el grupo de los incompletos, y así se quedó confirmado, nosotros hemos ido a tocar a Quinamayo, de varias partes nos llaman y tocamos un rato.

Tengo una docena de hijos, lo que pasa es que en ese tiempo recién salió el condón y no y con eso no, decían es que a mí me gusta es mi caldo caliente decían ellas, jajajajajajajaaj además, don Aurelio Gómez una vez se puso un condón y se comió a Rosina Mina y eso se le  quedo adentro  y eso Rosina se volvió como un monstruo Jajajajj, esos cuentos, historia de la gente. Cuando uno le iba a decir que así con condón, no se lo daba a uno, ahí amanece. Y lo segundo cuando yo levante no había nada, no había energía eléctrica, no había televisión, la única diversión era uno saltarse un cerco con la novia y por allá en el monte a comérsela.
Después de eso llego un señor a Robles Julio Zúñiga con una Grafonola de esas de pedal  y una canasta de cerveza y a los 8 días llevaba dos y al mes ya tenía una cantina y eso escuchábamos eso y beba cerveza.

Una vez Samuel era el inspector y como él tenía tractor se la pasaba guadañando esos potreros y recién estábamos organizando esto  y estaba un avión y dijo Uriel, mata loco, esta vez sí se cae y le dijeron cállate y seguí trabajando y pum se cayó. Y cuando llegó el periódico le preguntaron donde se había caído el avión, Mata loco les contesto en la oficina del inspector, jajajajaj.
Matasiete, pues el llego por allá en el 51 cuando el doctor Cesar Tulio Delgado fue  a la región de la Chulavita y se trajo un poco de campesinos de allá que no sabían ni leer ni nada sino disparar y en eso los convirtieron en policías, llego matasiete Piñeros, un poco de boyacenses. Ricaurte Silva como se emborrachaba, se agarraba y se daba puño con Matasiete y este lo llevaba donde doña Isabel y él le decía dele látigo, ese hijo es malo. En Guachinte no mato a nadie en Robles si mato a Isabelino Balanta, esa iglesia la hizo matasiete, cumplió 60 años la virgen y algo más o menos la iglesia tiene eso. Primero la iglesia era arriba, hacían las fiestas arriba, donde los Bedoya, allí fue la primera escuela y después fue la caseta comunal ahí donde los Bedoya y allí hicieron la primera iglesia.

Yo me crie en la Liberia en el cañón de albarca allá mi papa tenia finca, los Zamora, nosotros salíamos de allí dos horas de camino a la Liberia a oír una vitrola y después nos veníamos a  las diez de las noche por esos caminos. 

Gonzalo Torres:  "En ese tiempo el Pandebono de acá de Guachinte era famoso, entonces usted se lo encontraba en el tren, ese era el medio de transporte"

Cuando yo empecé a tener mis primeros pininos el tren era el transporte, si nosotros salíamos a Jamundí y si no aprovechábamos el tren o una línea que  son la chivas de hoy en día, que pasaba tipo 3:30 por Jamundí, llegaba a Jamundí tipo 4:30 de la tarde el camino era de piedra, y para ir a Cali tenía que coger el tren que venía de Santander, el muchas veces llegaba acá a Guachinte a las 8 am y salía 11:30 am porque embarcaban ganado de todas la haciendas que habían por aquí, por ejemplo de la hacienda de Tablanca en las góndolas llevaban el ganado, ponían una gamarra, el ganado se volaba se salía, hasta que lograban recogerlo otra vez, no tenía horario fijo. 
En ese tiempo el Pandebono de acá de Guachinte era famoso, entonces usted se lo encontraba en el tren, ese era el medio de transporte, Georgina Lozano era fabricante e Isabel Gutiérrez, en el samán se hacían unas 25 o 30 pandeboneras, Esperanza, misia Delina Gutiérrez, después le fueron copiando y empezó Lilia Molina, Carmen Agudelo, misia Cecilia Torres, Justina Rivera, también hacia pandebono, al principio eran vendedoras después hicieron horno en la casa y ellas lo hacían y también lo vendían. Entonces el tren subía a las 8: 30 de la mañana que iba pá Popayán y se subían en ese tres y se iban a  Timba o Suarez.

María Isabel Suarez: "En las fiestas hubieron hasta corrida toros, descabezada de patos, carrera de caballo, yo vendía rifas y ponía cintas, eran dos telitas cruzadas y se pegaba a los hombres y ellos daban los centavos que querían y la plata era para la ayuda de la virgen."

Aquí era un pueblo donde sacaba el pandebono y habíamos como unas 20 pandeboneras uno trabajaba todo el día para sostener a la  a la familia, yo comencé como desde unos 18 años. Salíamos por la mañana, había un tren que venía de Popayán y otro de Santander, siempre se encontraban aquí detrás del Samán, ahí había una raíz grandota y ahí nos sentábamos todas a esperar el tren y a las 11:30 bajaba otro para Popayán y a las 6 bajaba el tren de los borrachos.Yo no me bajaba del tren todo el día, me pasaban un canasto y luego el otro que se acababa. Los pandebonos se llevaban en canasto, se llevaban como 20 centavos, se ganaba un poquito de plata, eso no era nada, pero se vivía.
Era muy bueno, en Villa Colombia había camino de herradura, bajaban en caballo y acá se cambiaban de ropa las personas, y se iban para Cali, dejaban guardando los caballos.
El sábado bajaban todos los mineros, eran muchos, eso siempre se movían,  en esa esquina había un bailadero, eso lo manejaba Joaquín Arcila y enseguida quedaba la tienda, donde vive Jaime Galeano, el bailadero no tenía nombre, yo ayudaba vender en la tienda. Después hicieron la bomba,Juan Rivera manejaba eso. El tren de los borrachos, era máquina de carbón y luego le metían Diesel, yo me fui a vivir a Cali, entonces cuando lo quietaron no supe.

En las fiestas hubieron hasta corrida toros, descabezada de patos, carrera de caballo, yo vendía rifas y ponía cintas, eran dos telitas cruzadas y se pegaba a los hombres y ellos daban los centavos que querían y la plata era para la ayuda de la virgen.
La virgen la sacaban al lado del Samán y las vestían de billetes y esa plata la usaban para la fiesta, eso había buena pólvora, buena música, traían los músicos de Morales, mi mamá les vendía la comida, eran músicos de viento, se quedaban varios días seguidos, llegaba el lunes y martes y no dejaban ir a esos músicos, se rifaban botellas de aguardiente, había amarillo y blanco del valle.

Estaba el auto ferro, como decir en Medellín como el metro y andaba así rápido era de lujo y el pasaje ese más caro y pagaban los que tenían, había dos clases de primera y segunda para los pobres y los asientos eran de madera.
Se tomaba aguardiente pardo que era el amarillo y cerveza.
El vestuario de las pandeboneras era muy ancho y yo con la hermana de Gonzalo Torres nos vestíamos casi igual, y yo le decía que me hiciera el mismo vestido a la mamá, eran floridos, como quisiera y con chalequitos, y le gustaba a uno mucho la permanente y quedaba uno crespo a la brava. Georgina vendía en Suarez mecato, pan batido. En el palo de Samán se hacía la orquesta.
La Velada y el festival se hacían en las bodegas del tren. Se vendía trago, cerveza y fritanga y era para ayuda de la fiesta de la virgen.
Mi mamá contaba que Fidel Mina robaba para dar a los pobres y lo veía tumbado en un Tumbamaco  o Paloliso, con una ruana, el ayudaba mucho a los pobres, María del Carmen Medina, mamá de María Isabel lo veía.
El tren se descarrilaba, en Jamundí se descarrilo y se murió mucha gente. Un maquinista que se descarrilo quedo en el aceite y se quemó.
La abuela de Rodolfo era la que hacia el mejor pandebono, misia Georgina la que era dueña del Olivo.
Pandeboneras, quedaron muy poquitas, Mariela también finada Lourdes Nacha, luz, Irma, Pepa, Noralba, con ella fui bien llavería, Yolanda, Cecilia, Georgina.
El pandebono se vendía en Canasto y con papel y se cogía con pinza y se usaba delantal para la plata, a veces nos pedía gorrito la secretaria de salud.
Manteníamos en el rió, la Guinea y el Carbonero, el paso por donde iba a recoger uno el agua, hacían carretas de guaduas y madera y en las carretas traía el agua.
Mi mamá alimentaba a los ferroviarios, como 11, el bodeguero, el inspector, los bodegueros, me acuerdo de Guillermo Gómez, él fue inspector de policía, Ricardo Bermeo fue frenero; Ella les hacía común y corriente la comida, y a las 9:30 am tenía que tener el almuerzo para llevarlos al motor, madrugaba para hacer el desayuno y todos madrugaban ahí, y después les mandaba el almuerzo, a veces si se quedaban le tocaba también hacerlo los domingos.


Rodrigo Alvarado Montes: "Cuando se fue el tren cambio mucho Guachinte, aunque no se montaran a la gente le gustaba verlo, los días sábados la diversión era ver pasar el tren, la gente bajaba allá y se tomaba su cola con pandebono y merodeaba por ahí hasta por la noche, ese espectáculo que era el único que había se acabó. Guachinte era un centro de acopio de ganado, remesa, carbón, por detrás de la iglesia era el camino de herradura y por ahí subían el ganado a Ampudia."

Soy nacido aquí en 1931, mi abuela heredó la finca de aquí, Santa Clara, pero todo era algo que se llamaba el Olivo, de aquí hasta donde tu papá, (Carlos, presidente JAC, Guachinte.), había un olivo que sembró mi bisabuelo Gonzalo Avelino Silva, por eso se llamaba así,  este Olivo fue repartido como entre 10 personas, los hijos de Gonzalo Avelino, él era español, esto fue repartido por un lado por los Silva, Hernando, Rafael Silva, Rosendo, Lisenia, en el 33 ya estaba repartido todo yo creo que 1890 o 1900, cada hijo tenía su finca grande.

Vi la llegada del tren, nosotros vivimos entre Cali y Jamundí, porque mi abuelo era boticario.
Me acuerdo de las pandeboneras, Guachinte tenía fama de pandebono, era muy sabroso, había como unas 6 fábricas, todas las viejas de aquí vendían pandebono. Las hijas de Magola, misia Isabel Gutiérrez, doña Georgina Lozano, que era esposa del tío Ignacio Silva; Llegaba el tren y eso se escuchaba “pandebono pandebono”, muchas primas mías eran pandeboneras, se subían al tren, se subían con el canasto y el paño.
 Yo tenía por ahí unos 6 o 7 años, estaba con unos amigos y andábamos en pampanilla, estilo taparrabo, bañándonos en el puente, cuando pasaron las pandeboneras gritando mataron a Fidel Mina, mataron a Fidel Mina…y todos salimos para allá, tirado el negro allá primero en el carro y luego lo bajaron y lo pusieron en una banca blanca que tenía doña Rosa en la tienda, eso fue un acontecimiento por ahí en 1937. Fidel Mina es una leyenda del municipio de Jamundí, Robles, Santander.
Lo mato un policía Montado Córdoba, adentro del carro y Fidel Mina también le disparo, disque le disparo en la chapa, eso fue lo que lo salvo, eso fue por la mañana y estuve allí hasta que llegaron a llevarlo.

El tren transportaba ganado y víveres y carbón de piedra, porque por allá había muchas minas, en ese tiempo lo llevaban al mismo Tren del Pacifico, a Chipichape, por que el tren funcionaba con carbón de piedra, las minas de carbón se llamaba Walteros en Ampudia y de rió claro que coge para la mina, así se llama el pueblito de Walteros, la Ferreira era el embarcadero ahí en los muros del carbón  cargaban el carbón al tren ahí el carbón lo sacaban en mula, ahí era el centro de acopio.
Por aquí pasaba el camino de mulas, antes del ferrocarril, todo llegaba por mulas, víveres y madera para Cali y Jamundí, ellas venían arrastrando madera del Cauca desde por allá, en el Toldadero paraban los arrieros por eso se llamaba el Toldadero de ahí volvían a cargar y salían a Cali, en el tren también traían madera.
Mi papá era el partero, Gonzalo Alvarado.
Cuando estábamos pequeños se jugaba trompo, pero eran como batallas de trompo eso era a todo lo que se daba y el que perdía el trompo por que se rajaba, el zumbambico eran unas tapas de gaseosa que las aplanaban en los rieles del tren con una piolita y zumbaba, se jugaba esgrima venia un maestro  de timba de apellido Golu y enseguida de la escuela alquilaban una piecita y ahí aprendían esgrima y los domingos habían encuentros, era una especie de sable, pero para aprender eran un par de varas de madera de más o menos unos 70 de largo.

Habían varios personajes el que quemaba los cohetes, una negra gorda que se paseaba, le decían Concha la Maricotea, solo caminaba, Pancho, Abrahán tocaba una lata de manteca que era una lata de manteca cuadrada con eso bailábamos, Arturito tiene sus setenta y pico de años desde pequeño fue  sordomudo, Rosel es medio hermano de Rafael Comidota.

Se celebraba la fiesta de la virgen, se arreglaba el quiosco y la estación, se pintaba la estación se pegaban festones, había una junta que administraba el licor, se traía la banda de Buenos Aires, tocaban música Pasillos y Parcha pero con la Tuba, la Bombarda, con Corneta , Tambor, la Tuba es la Bombarda, era música de viento, y se alegraban las fiestas, las mujeres preparaban masatos, pandebono pan de horno y masato , y la vaca loca, la vara de premio y los castillos, el juego del pato era a caballo, era descabezar el pato pero eso era hace como 70 años , arrancarle la cabeza colgado.
Las fiestas duraban por ahí tres días, era otro Guachinte, eran un montón de muchachos,  era que las haciendas, la gente no vivía en Cali, los dueños Vivian en las haciendas y tenían entre 7 y 8 ocho hijos,  todos vivían ahí, pero cada finca había por ahí unos 6 hombre y unas 4 mujeres, en ese tiempo era tener hijos entonces ese era el conglomerado ahora los dueños no viven en las fincas, ahora alquilaron, los hijos no sirvieron para trabajar como los viejos entonces se fueron para la ciudad y las alquilaron para sembrar caña y de eso viven.

Las fincas, Egipto, Altamira, la Mercedes, La Soledad y el Ato esas fincas estaban, San Felipe que se llamaba Miraflores, las Cañas, las dueñas eran unas viejitas de apellido,  me acuerdo que mi abuelo me llevaba allá porque era el medico de aquí, él iba a inyectar o recetarles cuando estaban enfermos, allá había una capilla, allá se casaron mucho, las Vallejo ellas cuando se volvieron viejas le regalaron eso al obispo, ellas no tenían herederos y le regalaron las Cañas al obispo o la curia no me acuerdo, estaba la otra hacienda de Tori Castro, la Ferreira, cuando murió, el ordeñaba, la vaquería era con él, una vez arrimo una guerrilla a secuestrarlo, lo intimidaron y el salió a correr a sacar su pistola ahí lo mataron.

El rió tenía mucho bañista, todas las familias salíamos los domingos al Carbonero o a la Playita, de mi familia no más éramos como 50, mi abuelo compro una chocita.
Abrahám Pancho con la lobina y la lata de manteca, amenizaba las fiestas.
Mi papa se llamaba Gonzalo Alvarado Silva y mi mamá María Luisa Montes de Jamundí.
Había estación de gasolina de manubrio y la manejaba Juan solo le decíamos así no me cuerdo por que, el de los Rivera se acabó de morir, Yo creo llego más o menos en el 30, leí un artículo que más se demoró la echa que lo que funciono.
Las pandeboneras se subían al tren a vender el pandebono y ellas esperaban que el tren arrancara, Elbita, Pepa, Irma y otras de aquí y cuando cogía velocidad se aventaban. Vestidas con bata, eso era un espectáculo.
Ropa el roble, esa venían a vender acá.
El primer carro que entro acá la metieron mis tíos, don Guillermo Perea tenía una chiva, y se enamoró de mi tía Dalia que era una morena bonita, él era viudo, la mujer se le murió en un parto. Mi papá estaba de más o menos 24 años, creo que Pepo y Arturo les dio por meter un automóvil de Pacho Sierra, le decían Pacho fiebre y han cogido ese carro y cogieron pica y pala y metieron ese carro a robles, por la loma, le dieron vueltas y no sé si cobraban por la vuelta en robles, contaba mi papá.  La línea o chiva, la gente iba a ver pasar, la gente decía vamos a ver la línea, ahí traían la remesa en bulto al hombro mi abuela venia de Cali en esa chiva.
La cantidad de gente que tenía Guachinte no se puede comparar, ahora las alquilan para veranear.
Cuando se fue el tren cambio mucho Guachinte, aunque no se montaran a la gente le gustaba verlo, los días sábados la diversión era ver pasar el tren, la gente bajaba allá y se tomaba su cola con pandebono y merodeaba por ahí hasta por la noche, ese espectáculo que era el único que había se acabó. Guachinte era un centro de acopio de ganado, remesa, carbón, por detrás de la iglesia era el camino de herradura y por ahí subían el ganado a Ampudia. Mi mamá fue normalista y fue maestra en Confites, es Ampudia, mi papá iba en caballo a verla, y luego se vivieron a vivir acá  y en Jamundí, porque tenían la botica y de ahí heredaron muchos de la familia la medicina, la vocación.
La gente de aquí, como a diez minutos de tren, el centro de acopio de mercado era Timba, el día domingo y otros a pescar y los que iban a pescar se emborrachaban en Timba y llegaban a Cali o acá y ese era el tren de los borrachos.
Yo viajaba en tren, mi abuela me llevaba a timba a mercar y cuando iba a Jamundí a la botica me iba en tren.
En la primera escuela estudiaron mis papas y mis tíos, las primeras letras ahí estudiaron ellos, contaban que las maestras eran Rosalvina Anaya y la hermana Ester Anaya pero antes de ella había una que no conocí yo, Grimanesa del Castillo, yo creo que era de Tumaco, esa escuela la hicieron mis abuelos.
Cuando vendieron eso llego una señora  Alicia Mejía  que cambio ese lote. Se reubico la escuela, en el año 40 mi papá se fue para Cali y él iba a trabajar en una escuela humanitaria.
Allá estudiaron Rosalinda y la mamá de Ángela.
Nosotros teníamos aljibe, casi todas las casas pero hubo un tiempo ya después, nosotros veníamos cada 15 días a temperar, a las 6 am ya estábamos bañando y trayendo las tilapias, en la noche era con vela, pero entre 7 y 9 estaban las historias, estaba la historia del duende, el ánima sola, las brujas, la pata sola, pero mientras tanto sentarse a leer con vela o farol y acostarse temprano.
Hace unos 70 años hubo un kiosco muy grande había un balneario, eso era de Rosa Molina, le hicieron un trincho de piedra al rió y venia mucha gente a bailar.
El tren duro más o menos 30 años.
Aquí también se hacía maratón, corríamos de robles aquí, una vez fuimos a rió claro.

Rodolfo Narváez: La vaca loca me gustaba, ya estaba grande ya tenía el valor de meterme, era un esqueleto, con cachos de vaca lleno de pólvora y con cola prendida y las camisas se quedaba en el alambre de púa y se quemaba , tenía tronante y todo, usted se metía con eso hasta en los bailaderos."

El tren lo manejaban dos maquinistas, tengo 53 años, estaba yo muy pelado, el fuerte de los pueblos era el tren, la carretera era muy complicada, la gente bajaba de Liberia y Villa Colombia a coger el tren, era el transporte del todos los corregimientos y veredas.

Mi abuela Georgina Lozano, era la que le decían la mona y era la predilecta del pandebono guachintero, estoy en ese proyecto de hacer de nuevo pandebono, ella distribuía a las muchachas más que todo a las tías mías y unas viajaban para timba, otras para Santander y otras para Cali.
El que tuviera mil pesos en ese tiempo era rico.
El día de la fiesta de la virgen, lo primero era que había gente muy pleitista, siempre había pelea, a punta de piedra, mi padre era el pelión, el trago transforma la persona, y como mi abuelo era peleador, él decía que también era el peleador. Mi padre era peleador, Ricaurte Silva Lozano era el pelión y tenía la mano multada donde la pegaba eso era  tierra, era un problema que se parara, era zurdo pero pegaba duro.
Lo más triste para mí era el pato colgado, lo colocaban de ese samán y cogían ese patico y lo colgaban y el que quería ganarse y el que le arrancaba el pescuezo ganaba.
La vaca loca me gustaba, ya estaba grande ya tenía el valor de meterme, era un esqueleto, con cachos de vaca lleno de pólvora y con cola prendida y las camisas se quedaba en el alambre de púa y se quemaba , tenía tronante y todo, usted se metía con eso hasta en los bailaderos.
Mi papá y yo hacíamos torneos, se traía la música de viento, los viejos que le decían los chupa cobre y esa gente le daba a eso y eso era una cosa de viento, eso es aviente aguardiente y hágale.
Habían cabalgatas todas las fincas sacaban sus bestias y se hacían cabalgatas.
La abuela mía me mandaba hacer los mandados y era una sola tienda, entonces le tocaba ir a uno hasta por una libra de manteca, entonces si me dejaba el tren me tocaba venirme caminando desde timba y eso llegaba esa manteca derretida, la envolvían en un papel, eran digan usted, venia yo bajando más a menos a las 11 de la mañana y cuando llegue corriendo, tiraba el costal y se caía y lo tiraba y se caía.
La descarrilada fue acá en la vueltica y con lluvia, eso se levantaba y volaban pedazos de polines yo iba colgado, íbamos a Cali para un partido a ver del América, hasta ahí llegó el paseo.
El tren tenia, era diesel, tenía unas franjas amarillas la maquina eran como los que están en Cali, eran máquinas de 10, 12 toneladas.
Los ferroviarios tenían haga de cuenta los policías con su gorra y su uniforme eran azules iban dos maquinistas y allí estaban cuatro que etiquetaban los tiquetes.

Familia Torres Medina: El tren se movía con carbón, había un tipo que le decían el fogonero, el todo el tiempo aventaba  carbón, eso por debajo se veía rojo, eso echaba candela, eso se le quemaba la ropa a uno, las chispas, el viento a veces sacaba las chispas y eso llegaba uno a Jamundí con los ojos llenos de carbón y la ropa quemada."

Sixta Torres (Hija): El día que yo cumplí 15 años vivíamos en las cañas y me pico una hijuepuerca avispa, esos fueron mis 15. (Escoba barriendo, Sonidos de gallos.)
Olmedo Torres: Don Víctor Borrero es el que trajo los gallos aquí, que era el dueño de la granada don Pedro Nicolta y un señor Eduardo Silva eran de los galleros fundadores, pero quien le dio la raza fue don Víctor Borrero.
Olmedo (Papá) Llegaron más generaciones entonces ya, un muchacho que trabajaba allá en la hacienda a la Soledad y al mayordomo le gustaba, entonces me trajo unos marranos y unos gallos y bueno les cogí amor a los gallos, en las cañas íbamos a jugar a Jamundí, Cali.
Carlos: don Olmedo es muy famoso, es un gallero el verraco y se la trasmitió a los hijos pero con ganas.
Olmedo: Tengo 9 hijos y a todos les gusta los gallos a las mujeres también les gusta los gallos.

En 1910 comenzaron la carrilera, a mi papá le toco cercar y ayudar, comenzaron hacer los puentes, el puente también el del rió, esta historia la conto el papá y la mamá y ya nosotros también fuimos creciendo y nos tocó también vender pandebono en el tren, esto aquí se movía mucho, diga usted hasta 20 pandeboneras, subía el tren pa´ Popayán, pa´ Santander de Quilichao. Eso subía el tren diga usted, subía a las 2 de la tarde y bajaba al otro día  a las 11, después pusieron otro, subía a las 8 de la mañana y bajaba a las 4 y el Auto ferro, ese subía a las 7 y bajaba por la tarde a las 6, era de lujo,
Hija: Tenía más comodidad, el tren tenía  varios coches y los vagones de cargar y como era de carbón, cargaban carbón y unas cosas redondas, que eran esas cosas redondas apá?
Esposa: Combustible, combustible, combustible
Hija: y esas gamarras que llamaban donde cargaban ganado, cierto apá? Si, en cambio el auto ferro era como un coche no más. Ese era el plateado, que todavía ahí están al lado de la estación ahí están!  Y el pasaje era más caro porque era cupo completo, no y el tren si era! Risas...


Don olmedo: Yo vendía pandebono, si era famoso la gente también vendía chontaduro, papaya, todo lo que era fruta, todo eso era tan barato por que circulaban las monedas de centavo, de a 2 de a 5, el pandebono costaba dos centavos. Los pandebonos los cargaban en canastos, en el canasto diga usted llevaba 5 pesos 10 pesos de pandebono así,  más o menos 40 o 50 pandebonos si cuando se vendía si era bueno a veces se ponía pesado.
A lo último si salían 20, ya crecimos y salían más que todo mujeres las que vendían, diga usted hasta 15, 20 pandeboneras, en ese tiempo se subía al tren y se iban a Suarez y volvía y bajaban, entonces ya era más fácil pa venderlos; Al pandebonero le cobraban el pasaje, venia mucha gente en el tren, en eso habían conductores, en el tren había un conductor que era el que cobraba el pasaje, uno compraba los pasajes en la estación. Había gente que era muy viva, cuando veía que venía el conductor este, se metían a los baños jejeje pero a lo último entraba y los abría, el que no pagaba lo bajaban, paraban el tren y tenía que bajarse.

Hija: era más fácil llenar el inodoro del tren que era directo, le decía mi hermano a un hermano mío que era muy tragón.
Olmedo: Los primeros que llegaron fueron la familia Silva, Silva el papá de Ricaurte, misia Georgina, Nicolás Silva, eran dueños del Olivo, allí eran donde hacían el pandebono, Estaban ellos, aquí en los Cristales la señora se llamaba Licemia, Licemia Silva, Santa clara, de los Silva también y un señor don Cruz Alvarado, era el papá de los Alvarado, un señor Agustín Torres también fue fundador de aquí, allí donde el finado Pepe Alvarado construyeron una casa de bahareque y vivian allí.

Las casas viejas eran de bahareque y de paja, si había casas de paja. Aquí había una casa de paja al frente de la estación, era hotel allí donde las vacas de Rodolfo era de zinc, se hospedaban los del ferrocarril los que trabajaban en el ferrocarril, antes de hacer allá el campamento, antes en la casita de zinc dormían los trabajadores, habían muchos de aquí y otros que venían de Cali, Jamundí, se quedaban en la noche, ahí enseguida de la iglesia era, donde esta doña Milena esa también era una casa de las antiguas, allí donde vive Marciana era grande, esa también era de bahareque, el papá de nosotros hizo esa casa, en ese tiempo bajaba la gente de Villa Colombia, por aquí no había esa carretera de allá , bajaban mulas, bajaban paja , madera y lo bajaban en tren, eso se movía mucho Guachinte en ese tiempo.
En ese tiempo las Cañas donde la gente iba a trabajar eso era  de un obispo, monseñor, monseñor Adrián, porque toda la vida tuvo trapiche, ganadería y las minas de carbón entonces se movía mucho, la gente mucho, también sembraban arroz en estos planos de aquí, la que más generaba empleo era allí en las Cañas, después el obispo le vendió a don Alfonso Vallejo, esas Cañas es una hacienda antigua, va siendo muy antiguo eso, desde los españoles existió esa hacienda, desde que uno iba al trapiche en las noches uno escuchaba que conversaban, se reían, esas tinas las volteaban, la visión de tantísima gente, el eco, uno oía bien que conversaban y nadie, nadie, donde era el trapiche, la ramada, nosotros vivimos 18 años en las cañas y a veces desde acá nos tocaba ir a prender la planta y eso los muertos lo sacaban en bombas, está la ramada, ahí donde vive Toño ahora.
La historia del esmeril: un doctor, pues él estaba sembrando pasto una vaina que llaman púas, entonces al tubo, entonces le abrían una horqueta, entonces él se puso como un esmeril hacer esas horquetas, eso se movía, era con agua, abrían arriba la piscina y eso cogía una velocidad y comenzó él, “raaaaaa” arrequintarse en esa piedra, y eso estaba a toda velocidad y dijo que no, que le abrieran más, eso se reventó esa piedra en tres, a él lo cogió de aquí y lo dejo sin cabeza y la piedra que cayo hundió el pavimento y el otro pedazo fue a dar a la casa vieja, si esas cañas tienen mucha historia.
Hija: Cuando tenía como unos diez años la mamá de mi papá, mi abuela, me llevó a pasar semana santa a Popayán, nos fuimos en el tren, en el que subía a las dos y llegamos como a las seis de la tarde ya a Popayán y todos esos pueblos, Morales, todo eso la gente vendiendo pescado y uno ahí sentado viendo montañas, él iba entre las montañas, uno a veces alcanzaba a ver las maquinas aquí y se veía el humero. Popayán no me gusto, empezando por la comida, esa comida allá es muy fea esos ullucos y esas habas y esos huevos blancos y nos sacaba en la noche a esa procesión y ese “friooo”.
Olmedo: Como en el 38 subió por aquí en el tren a pasar semana santa a Popayán  Ospina Pérez, el tren venía con banderas de Colombia, el auto ferro, yo me cuerdo ese día la gente, eso fue como en el 38 o 39.

Cuando el tren dejo de pasar, quedo abandonado años en la vía férrea. El tren se movía con carbón, había un tipo que le decían el fogonero, el todo el tiempo aventaba  carbón, eso por debajo se veía rojo, eso echaba candela, eso se le quemaba la ropa a uno, las chispas, el viento a veces sacaba las chispas y eso llegaba uno a Jamundí con los ojos llenos de carbón y la ropa quemada. En ese tiempo el señor Eduardo Vega, viajaba para Cali, él era finquero, él le sacaba una botella de leche al tren y entonces sabían y el paraba. Si uno pedía paraba eso si ligerito tire ese costal y sobase, Eso acá en la estación tocaba subirse rápido, rapidito empezaba a pitar, no se demoraba.
Hija: La vez que se descarrilo en Jamundí mi papá iba allí.

Olmedo: Si, en las estaciones habían un cambio y si un tren venia tocaba cambiarlo,  parece que se les olvido ponerlo y ese tren cogió ese cambio y esos rieles se pararon nooo, esos coches se paraban esos coches así, yo me bajaba en Jamundí y de allí me tocaba coger el bus a Cali que me llevaba donde las patronas a recibir el pago,  y bueno eso la gente se trozo, la gente tiraba los niños,  ese accidente fue pero horrible yo me baje todo asustado y al ratico esa chorrera de ambulancias, de aquí murieron dos, eso se me prendió un muchacho de la cintura a no dejarse caer, y yo prendido de esos tubos, pá eso que entro  empecuecado el tren. A veces el tren se descarrilaba por el ganado, esos tenían unos gatos especiales, para levantar los vagones, la grúa venía en rieles, la llamaban, mantenía en  Cali, y si era grave recogía todo eso y se lo llevaba.
Hija: Cuando habían accidentes la gente se bajaba a esperar el próximo tren, habían unos motorcitos pequeños y ellos ahí cargaban trabajadores, herramienta y esos andaban rapiditico “chiquichichi” más bueno, pequeñitos no ?
Olmedo: Así… los motores le decían, el que hacia mantenimiento al ferrocarril, los carros de empuje que le decían si había que empujarlo, los motores si andaban solos.
La gente se atravesaba, otro señor se quedó dormido en la carrilera y el tren los atropellaba, yo me acuerdo que ese señor lo sacaron en un costal.
Hija: yo no me acuerdo de andar en buses sino siempre en el tren, uno llegaba a Jamundí con los ojos de no ver del mugregro, ese carbón caía en los ojos, la mamá de mi mamá me llevaba descalza en el tren al médico.
Cuentan también que un día se varó un tren en Popayán y cuando lo arreglaron un maquinista, se vino solo por la carrilera como a las 11, eso oscuro, no se veía nada, habían unas vacas negras en Cañas gordas, y se llevó todo por delante, hizo una matazón y le dijeron que por que se había venido?? Vea lo que hizo... y él dijo: la noche negra, yo negro, y las vacas negras, eso fue una masa de negro.
El primer puente, desde que lo conocí era plancha de cemento sino que cada rato se le hacía huecos entonces le pusieron tablas hasta que lo volvieron hacer con cemento.
Los de la carretera hicieron un puente para que pasara el tren. Recuerdo que fue el ingeniero Córdoba, tenía barandas, cuando se cayó el puente hicieron un puente provisional de dos guaduitas, eso duro un poco de tiempo ahí caído.
Hija: Cuando murió la abuela Marciana estábamos sin puente, a ella la llevaron en remolque, eso fue como en el 70, 72, Julio tenía 4 años, más o menos en el 76 teníamos puente.

La energía pusieron en el 70,  para el mundial, solo había un televisor Sharp don Humberto Salinas todos los días salía a las casetas y todos nos íbamos a ver la novela esmeralda, pero como antes pasábamos por el rió, nos metíamos un chapuzón y nos íbamos a ver la novela esmeralda y el mundial todos los días, en las casetas. La felicidad era esa.
Olmedo: Las fiestas de la virgen era muy buenas, las de la virgen del Carmen, ella es la patrona de Guachinte, una fiesta duro casi una semana, eso lo patrocinaba, la gente recogía plata, colaboraban los ricos, la organizaban bien, cada día se hacía algo, toreo, Juego de gallos, baile más que todo, casta, en esa época tomaban el aguardiente pardo, así le decían.

La bomba de Guachinte: había una ramada al frente de Milena, ahí era la bomba. En el trapiche hacían panelón y eso lo llevaban para hacer aguardiente, pero eso hacían unos garrafones, eso era una pipa y eso llenaban de aguardiente pardo. Eso quedaba en Santander, ahí donde llegaba bolívar, ahí en Jápio. Hacienda Jápio
Ese trapiche era con una sola caña, Aurelio Suarez era el de la planta eléctrica, el día sábado hasta las 9  de la noche y los sábados hasta las 12.

Misia Isabel alimentaba a los del ferrocarril, en el carrito de balineras llevaba los almuerzos y llegaban hasta donde estaban las cuadrillas cambiando balines o haciendo otros arreglos.
El frenero ayudaba a descargar, estaban para lo que se ofreciera en el tren, ayudantes. El abuelo era frenero y la abuela era pandebonera y él siempre se subía y ahí se enamoraron, el tren trajo mucho forastero, mis abuelos eran del Huila.
Para los enfermos en Jamundí había una ambulancia vieja y se llamaba por el telégrafo, estaba el medico don Salvador Avella en caballo llegaba cuando lo llamaban, preparaba un poco de menjurjes en unos frasquitos y hacia jumjumjumju y eso eran venditos esos remedios, y donde le decían que había un enfermo ahí llegaba, llegaba hasta robles; Subía para Villa Colombia, Ampúdia y Villa paz, en caballo.
El padre le decía que tocaba ver un enfermo en villa paz y decía, muy bien a Guachinte muy bien, a Quinamayo, decía tengo los ojos cansados de ver negros, pero iba, adonde juera tenía que ir.

Eso sí le gustaba que le llevaran un caballo bueno, bien aperadito con todo allí.
Los matrimonios de Ampudia subían rascados por ese monte y con cohetes, por ese monte, celebrando los matrimonios.

Esposa: Vendí pandebono pero no se la receta, porque yo solo vendía y uno se montaba en el tren y se iba hasta Suarez, la faldas eran hasta las rodillas, con enagua, la almidonaban, la más ancha ganaba, la falda era como se quisiera, de tiempos, eran Isabel, Rosa, la finada Leonila, eso bajaba con esa,, parecía un pavo. Los ayudantes o freneros estaban de overoles como blue jean. El maquinista tenia uniforme, con gorra, el que cobraba era bien elegante con corbata, chaqueta azul y camisa blanca.

Martha vendía, matas, matas, cacharro, pajaritos, llevaba a vender a Cali, ella se escondía en el baño para no pagar.

10 comentarios:

  1. Que delicia de entrada. Por un momento desde el frio y sintético ambiente de mi oficina me sentí en un pueblito, de esos de los que imaginas cuando tu abuela te cuenta historias de su niñez y lo hace con tal pasión que te transporta. Sentí lo cálido de su gente y gracioso de sus historias (es increíble que alguien se duerma en la vía del tren), ganas de comer de pandebono así fuera hora de almuerzo, desconcierto y atención para tratar de entender sus historias que narran con la jerga que aprendieron de sus generaciones. Lo busque en google maps, porque a pesar de estar a solo 20 minutos de Jamundí, nunca escuche de él. Me sorprendieron las fotografías y las animaciones le dan un toque clásico y hermoso al pueblo, puntico en el mapa quizás nada interesante para los que vivimos en el azar de la vida, el desarrollo, la moda, la tecnología y las excentricidades que realmente no merecen la pena. Muy bien.

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  2. Hola Cristian! Gracias por tu comentario. Muy valioso

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  3. Guachinte, pueblo de mi infancia,recuerdo vivido del tren, el pandebono el río y las fiestas de la virgen. Hoy sin tren, no se las fiestas y al río llegó la modernidad con un acueducto que condenó al rio a ser una coloca, justo en el charco el carbonero.

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  4. La historia del corregimiento dónde viven muchos amigos y familiares míos que llevo en el corazon

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  5. Gracias a quienes hicieron sus relatos incluyendo a mi primo Rodrigo Alvarado Montes,historia de nuestros ancestros, gracias por relatar la Fundación de esta bella tierrita que vio nacer a mi abuela (yarumal) Elvira Alvarado Silva, tierrita para querer y volver!!! Lágrimas en este bello relato. Felicitaciones a todos los que hicieron posible este tesoro.

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  6. Viví en Guachinte a mediados de los años setenta en la finca de Mi Abuela Maria Antonia Herrera; la finca estaba ubicada a un kilómetro del pueblo de guachinte sobre la carrilera y al pie de la hacienda las cañas, no había energía y mucho menos acueducto por ese lugar, pero fueron tiempos muy sanos recogiendo café y cacao que transportábamos en el tren los domingos hacia timba. En la hacienda las cañas era típico ver ensayar a los toros de casta que criaba Su dueño Don Tori castro,recuerdo por aquella época a don Olmedo Torres,Don Manuel Barrera, Maria candelo, La familia Salinas y muchos mas.

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  7. El Primer matrimonio que hubo en la iglesia de Guachinte fue el de mi Tía Clara Ofelia Herrera y Alfonzo Maya, el padrino fue el señor Joaquin Arcila dueño de la bomba de gasolina que existio en la esquina curva de la carretera principal, sitio de cantina y tienda. Esta historia me la Cuenta mi Papá Edelmiro Herrera, historias de vida del viejo Guachinte. Att Gustavo Herrera Pérez

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  8. El Primer matrimonio que hubo en la iglesia de Guachinte fue el de mi Tía Clara Ofelia Herrera y Alfonzo Maya, el padrino fue el señor Joaquin Arcila dueño de la bomba de gasolina que existio en la esquina curva de la carretera principal, sitio de cantina y tienda. Esta historia me la Cuenta mi Papá Edelmiro Herrera, historias de vida del viejo Guachinte. Att Gustavo Herrera Pérez

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  10. Es maravilloso que se encuentren personas que se interesen por contar la historia de este corregimiento, dejando un registro escrito para las nuevas generaciones de estas familias nativas y las personas nuevas que lleguen a ocupar estos territorios .

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